Lobato

Los inicios del Lobatismo

En 1914 el mundo vivía la Primera Guerra Mundial, el “Gran” conflicto global. Centenares de jefes y jóvenes scouts peleaban en el frente de batalla. Debido a ello el escultismo se estancó, retrocediendo en su vigoroso avance desde 1907.
Robert Baden Powell, Jefe Scout Mundial, aprovecha esta situación para desarrollar un proyecto para scouts menores de 11 años.
Desde un inicio, los más pequeños desearon ingresar al Movimiento, pero no había una propuesta concreta para ellos.
Algunas tropas habían intentado formar “junior scouts” pero los resultados no convencieron al fundador. El libro  de BP “Escultismo para muchachos” no era apropiado para los más chicos, y analizando propuestas con Percy Everett (amigo de BP y colaborador del Movimiento durante sus primeros años), concluyó que los junior scouts no eran un buen método para los niños. Así concluyeron que:
“El nombre junior scouts nunca servirá como nombre permanente. Nunca pensé en mantenerlo, pero servirá como uso preliminar  al explicar el Movimiento. Debemos inventar un nombre que les guste a los chiquillos… He pensado en lobatos, cachorros, potros o jóvenes scouts”.
La respuesta para el nombre vino del libro escrito casi paralelamente a la expansión  del Movimiento, llamado: “El libro de las tierras vírgenes” de Rudyard Kipling.
A Kipling lo unían varios lazos con BP y el escultismo: tenía un hijo dentro del Movimiento y además era autor de la canción oficial de los boy scouts ingleses.
Rudyard Kipling aprobó el uso de su libro para el desarrollo del lobatismo. Recordemos que BP ya había utilizado un personaje del libro para uno de los capítulos del “Escultismo para muchachos”.
El 02 de diciembre de 1916 se publicó “The Wolf Cub’s Handbook” (Manual de Lobatos) de Baden Powell, donde se explicaba las líneas generales de la nueva unidad scout.
A pesar de la guerra, el lobatismo se desarrolló con rapidez y al terminar su primer año poseía 30 mil integrantes (sólo en Gran Bretaña). Una de sus ventajas era que sus líderes (guiadoras) podían ser mujeres y esto, durante la guerra, fue fundamental.
Pocos años más tarde, en el Primer Jamboree Mundial en Olympia, Inglaterra (1920), se confeccionó una jungla tropical, inspirada en los libros de Kipling, con cabañas primitivas y casas de troncos. Ese día, centenares de lobatos realizaron un gran clamor que hizo temblar el techo del recinto.
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